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DOCAMAR

DE DÓNDE VENIMOS

—¿Y tú quisiste siempre ser camarero, abuelo? —Hijo, no lo sé. Yo lo que quería era comer a diario. Yo y mi familia, claro. Y ofrecerles a mis hijos un futuro por si venían mal dadas. Lo de querer ser algo o no, eso quedaba para los señoritos. Así que primero trabajé en una taberna. Después, mi jefe abrió un nuevo negocio y me traspasó el bar que tenía en la calle Galileo. Y allí que nos fuimos todos. En el piso de arriba vivíamos tu abuela, tus tíos, tu padre y yo. Ella se encargaba de preparar las tapas para los clientes. Hacía tortillas de patata, callos, boquerones… Y me los bajaba todas las mañanas desde casa a la taberna. Bar Donato, lo llamé.

El germen del Docamar está en el Donato,  una pequeña taberna muy castiza del estilo de esos locales centenarios que aún se pueden ver por el centro del Madrid, auténticas joyas con barras de zinc donde, antes de la gentrificación, se saboreaba la vida de barrio a otro ritmo y se hacía comunidad.

El pequeño bar se abrió en 1930 en la calle Galileo de Madrid y siempre gozó de gran popularidad y reconocimiento entre sus vecinos por sus vermuts, su buen vino, y sobre todo por el buen trato y el carisma de su dueño.

En los sesenta el abuelo Donato cede el testigo a la segunda generación, sus hijos Jesús y Ángel, que se habían criado tras el mostrador desde bien niños y conocían bien el oficio,  y el mismo día del Padre de 1963 abrieron un segundo local en la recién estrenada plaza de Quintana, un Docamar que nace con vocación de convertirse en bar de barrio de los de toda la vida compartiendo cerveza, bravas y ambientazo. Porque eso es lo que ha querido ser el Docamar desde sus comienzos. Un bar de barrio. 

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HORARIO: de lunes a domingo de 12:00 a 00:00.